miércoles, 7 de febrero de 2024

ESTE AHORA

 


ESTE AHORA

 

Como un idiota no comprendo nada. 

No sé qué me pasó. 

Como ahora solo impera la filosofía del miedo. 

Los tanques ya están listos. El diálogo es la guerra.

Los misiles al borde de la mesa. 

El pan se remoja en las trincheras. 

Como los cuervos, los drones y las sombras de las hélices. 

La muerte de juguete.  


¡Qué difícil ser sensatos! 

Hoy es un día maravilloso para guisar una vieja y comerla

con papas arrugadas y un buen mojo de cilantro. 

El pescado fresco establece una tregua. 

No es posible matar a nadie a las cuatro menos veinte y bien comido.

Famélico, fálico y falaz.

El precio de la vida sube y sube. 

Un toque de pimienta verde en los labios, 

para quedarse en calzoncillos un minuto buscando las gafas ver.

Recuerdo su sonrisa, hablaba. 

Lo decía todo sin palabras. Sus dientes eran el comienzo de  una linda secuencia.

Stalingrado cubierto de ceniza y una brisa helada que soplaba desde el Volga. 


No se aprende nada de las guerras. 

Podrás mofarte de los francotiradores, 

encaramados en las ruinas de un antiguo edificio…, 

podrás reírte de las balas, de los muertos que cayeron ayer, 

para siempre, para que tú hoy hables de la guerra con esa risa idiota.


Escribir apoyado en un fusil unos versos apócrifos que doblen el metal. 

Caer en los lagos de la turba del espanto, donde los muertos son solo raíces. 

Incontables columnas de cifras infinitas en hojas amarillas. 

Los números son como pulgones y como los muertos no descansan en paz.


Una chica cruza la calle,

va dando pasos como un autómata, su mirada duele de tristeza, 

gibosa su figura por el peso del mundo.


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