lunes, 29 de febrero de 2016

El Charco de Guasiegre (Poema)


El Charco de Guasiegre


Quisiera abrir mi corazón
y exponerlo a la intemperie.
Esparciré mis recuerdos
bajo los rayos del Sol,
y de ese tenue fulgor
surge el Charco de Guasiegre.

Entre El Río y la Cisnera,
en el fondo de un barranco
que allí, le llaman Guasiegre,
se formó de tal manera,
por el agua, en la roca cincelado,
un ancho y profundo charco.

Tengo en la mente forjada
su redonda geografía
desde mi infancia lejana.
La pupila verde y fría
de su gran ojo invidente
desde el pasado me llama.

Encendiendo en mi, la llama...,
curiosidad, intriga, misterio.
Como una tumba olvidada
que aguarda en el cementerio,
así se esconde el secreto
bajo su agua estancada.

Te conservo en la memoria
apartado del camino,
oscuro y silencioso,
víctima, de ciento una..., historia.
¡Sé que no eres asesino!
¿Entonces..., por qué resultas sospechoso?

“No son más que habladurías
las historias que se cuentan:
lo del cofre, por un pirata arrojado,
lleno de oro, plata, pedrerías...
y de monedas a espuertas”
¿Y tu, por qué sigues tan callado?

Sin embargo, hay quién asegura,
que por las noches... ¡tu hablas!
que tu profunda voz se escucha
¡entre el croar de las ranas!

Y yo, ¡querido charco!
que en todo creo y en nada,
solo sé, que desde mi infancia,
¡aquella infancia lejana!
mis sueños alimentabas
disparando fantasía.

Hoy, sigo escuchando a tus ranas
volviendo atrás en el tiempo...
y me invade sin quererlo,
en oleadas, la nostalgia...,
llegando con su recuerdo, reflejos,
y espumas..., de esa melancolía.

Seguro estoy que tu alma
oculta está, bajo tu agua dormida,
y por siempre mantendrá
bajo el agua tu secreto,
más, seguro estoy que sabrías
desde tu liquido ser
y tu blando corazón de limo,
cuantos pasos habrían de ser
¡los pasos de mi destino!


MIS SUEÑOS (Poema)
















MIS SUEÑOS
  
Al terminar yo mis sueños
se me transforman en agua,
agua turbulenta y fría
que me nubla los recuerdos.

Es el caso que hoy me ocupa
una excepción insolente,
pues el sueño que  soñaba,
cual fina tela de araña,
en vez de volver la grupa
se me entretejió en la mente.

Y del agua fría y transparente
surge una sonora cascada,
una cortina de agua,
que me va regando el alma
de versos, frases y de palabras,
hasta inundarme la mente.

Y miré, y me vi desde lo alto,
caminando por las peñas
y atravesando el basalto.
Grité; pero el eco y la resonancia
devolvieron mis palabras.

Hundí los pies en arenas negras,
que eran restos y cenizas,
de unas lavas apagadas...
...para lavarme las penas
y los siglos de ignorancia.

No es de terracota
ni de la dura obsidiana,
mi corazón, es de penca,
por eso la cochinilla,...
esa gordita enana, en sueños,
viene a chuparme la savia.

La mente de un campesino,
reconozco, que es la mía,
a veces es tan obtusa,...
y por esa forma de actuar,
terca, torpe, equivocada,...
en el sueño, amada mía,
pide perdón este asno
de una manera cordial.
- te conocí:
¡Como olvidar aquel día¡
pues divisé a una amapola,
emergiendo...
en mitad de un cerrillal.

Siempre terminan mis sueños,
con agua turbulenta y fría
que me nubla los recuerdos...

Es por eso,...
que a lo largo de mi vida,
si me dispongo a soñar,...
prefiero hacerlo, despierto.


domingo, 28 de febrero de 2016

PRISIONERO DE LA NOCHE (Poema)


















PRISIONERO DE LA NOCHE

Soy un viajero solitario,
un viajero,
un caminante impenitente
que deambula hacia la noche,
hacia ese lugar inacabado
donde se entretejen los misterios,
donde flota la tragedia
a cada paso,
detrás de cada esquina,
en las azoteas,
o entre las sábanas que ondean
y se entrecruzan cual guadañas,
en los pasos esos que resuenan
o en los tacones afilados
que taladran la noche,
y también
detrás de cada gato que salta
cada tapia,
y hasta puedo oír las voces
de hace siglos,
los murmullos,
que se cuelan por las rendijas
que aun salen, como el humo,
de las tabernas,
prisioneras de la noche,
y yo, pobre pánfilo,
me siento libre,
libre
como un lobo famélico
que persigue a las ratas
en busca de comida,
dando vueltas en círculo,
brillantes los ojos de estrellas,
en este eterno laberinto,
prisionero para siempre
del tiempo y de la noche.

SOMBRAS DE GUANCHES (Poema)
























SOMBRAS DE GUANCHES

Cuando cae la noche,
en mi isla,
tras los cerros,
entre los matojos
desarrapados
que azota el fuerte viento,
un viento de hielo,
que restalla
como un látigo,
como un coro de hienas
que ríen en la noche,
ahí,
cuándo, además,
la Luna se parapeta
sobre la cumbre
para mirarnos desde arriba,
para jugar con las ramas,
para aliarse con el viento
en su juego de sombras,
ahí, ahí veo yo salir
de sus grutas,
luciendo sus tamarcos,
enfiladas,
las sombras cabizbajas
y tristes
de los guanches,
y mis ojos creen ver
como sacan a pastar
en plena noche a sus rebaños,
y silban en la noche
y cantan,
y gritan,
¡Achaman! ¡Achaman!
y toman de nuevo su tierra,
que hace tiempo
les fuera arrebatada,
y, creo ver,
entonces,
como se alza,
la figura fuerte
de un Mencey,
entre el polvo que levantan
al mover todas sus patas,
por las veredas,
muchos rebaños de cabras...
Y, de nuevo gritan, gritamos:
¡Achamán, Achamán!
De mi voz en el barranco,
oigo de un lado al otro,
repercutiendo los ecos…
La Luna ya se ocultó
tras las crestas de los cerros,
el viento sigue soplando,
mientras la noche oscura
como las alas de un cuervo,
me encuentra de nuevo a solas,
a solas con el silencio.

miércoles, 24 de febrero de 2016

La obsesión de Ahab (Poema)




La obsesión de Ahab



Tanto luché contra los inquietos elementos,
navegando los siete mares, locamente,
tercamente, con tenacidad de hierro,
con bonanzas a veces y otras con fuertes vientos.

Busqué los floridos campos de crill
donde pastan las manadas de ballenas,
allí, os lo aseguro, jamás encontré sirenas,
pero si perdí una pierna en un trance de morir.

Si, fue ella, esa ballena, en el furor su huida
desfondó la lancha y me arrebató una pierna.
Ella es el monstruo terrible de la mandíbula torcida.

Por eso navego tras ella, nos une un mismo destino,
Moby Dick el monstruo y yo Ahab, almas gemelas
somos y por eso recorremos el mismo sórdido camino. 

Moby Dick (Una pasión) (Poema)



Moby Dick (Una pasión)



Sopla, sopla... y resopla.
¡Mírala, mírala,... allá va, allá va!
Cruje un torbellino blanco de ballena
en  el mismo núcleo de la inmensidad marina.

Rudos marineros recorren la cubierta.
Mirándoles como un poseso Ahab grita:
- ¡Un doblón de oro os espera de recompensa!
Divisad a Moby Dick, balleneros alerta,... alerta.

- ¡Capitán Ahab, ayúdeme, ayúdeme en nombre del Cielo!
Mis hijos, por el mar, perdidos vagan en una lancha.
¡Con su barco capitán a encontrarlos, ayúdeme, se lo ruego!

- El Pequood es mi barco. Mirad,... tengo una sola pierna.
Soy cazador de ballenas. Sí, hubiese sido mi respuesta;
pero a Moby Dick persigo, y, al decir no, mi alma se condena.


lunes, 22 de febrero de 2016

El Titanic (Poema)


El Titanic



En mil novecientos doce
le botaron a la mar,
más de un siglo a de pasar...
dijeron... para llegue al desguace.

La soberbia y el orgullo
del dueño y sus constructores,
demás, les empuja a hablar:
tranquilos, olvídense los señores...
“es insumergible este navío “
¡con este barco, imposible naufragar!

Todo el mundo se apuntó
a esta experiencia primera,
de viajar en un palacio...
en un sueño, una quimera.

Subiéronse las señoras,
con sus abrigos de pieles,
con sus zapatos de moda,
cargadas con muchas joyas...
de brillantes y oropeles.

Junto a ellas... a su lado,
subían, elegantes señores
de pelo engomado,
de gorda cartera,
peinados bigotes
y buena chistera.

La bulla era intensa.
Tremendo el gentío
que despide al pasaje,
personas que suben deprisa,
apretones de mano,
promesas y fuertes abrazos,
lágrimas y alguna otra risa.

En las barandillas,
pamelas al viento,
y jóvenes damas
se están despidiendo,
riendo... y fumando
por finas y largas boquillas.

Sueltan amarras,
y retiran la gran escalera.
Ya están calentitas
las nuevas calderas
que empujan con fuerza
la inmensa galera.

Poco a poco, a las máquinas
les van alargando el fuelle
y pronto quedan detrás,
las personas y los muelles.

Y ven desde tierra
con sufrida nostalgia...
aguda tristeza y mudo pesar
por no haberse ido,
como el barco se achica...
¡que rápido se aleja!
contemplan su estela,
las aguas revueltas
como un ancho río,
que deja detrás.

A los seres humanos,
en aquel barco de lujo,
pero... de hábitos mundanos,
abiertamente y sin tapujo,
les dividen en clases:
según el bolsillo,

o el grosor de su cartera,
su categoría o cultura,
podían ser de primera,
de segunda o de tercera.

La música,
los salones,
la pompa, el lujo,
las lámparas,
los botones.
Relucen los trajes,
el baile, la música,
sedas y encajes.
Las parejas,
el garbo, y la elegancia
la sofisticación,
el glamoor.

Giran, se mueven...
¡que emoción!
¡que bien lo hacen!
¡tremenda pareja!
compenetrados... evolucionan
por todo el salón.

El mar, parece un espejo,
la noche es tranquila,
y suena la música,
el agua devuelve el reflejo,
de cientos... de miles, de luces.

¡La muerte! a lomos galopa,
de un corcel flaco y siniestro,
que avanza deprisa
de espaldas al viento.

A decenas de nudos,
marcha... seguro y confiado,
las máquinas lanzan rugidos.
Sigue la fiesta, las risas,
tremendo el jolgorio,
no paran los músicos.
El baile, la pista está llena.
¡De pronto! una copa se vuelca.

Siguen tocando los músicos,
el liquido comienza a extenderse
,...por toda la mesa,
corre, corre y no se detiene,
alguien levanta la copa,
y el bloque de hielo,
asoma la trompa.

Segura y confiada
se grita la orden,
¡gírenla toda!
Pero es lenta maniobra,
ahora ya es tarde,
y el hielo se estampa,
¡pararlo imposible!
Empuja, rompe y penetra,
y el acero del casco se abre,
por todo un costado de proa.

Suena insistente la alarma,
y algunos repiten con sorna...
Esto parece una chufla,
será un ensayo, una broma...

Deprisa y corriendo
la madre viste a la niña,
arriba, la música sigue sonando,
la anciana despierta al marido,
la niña toma al muñeco
y lo aprieta en sus manos.
 
Algunas parejas siguen bailando,
que corto es el tiempo,...
dan vueltas y siguen girando.

Escaleras arriba
impresiona el barullo,
la gente se junta
y empuja buscando
encontrar la salida,
histérica chilla y se agita
hasta quedar sin resuello.

Los botes son pocos,
realmente parece una broma,
que un barco con tanto lujo,
ahora no disponga
de los botes suficientes
para salvar las personas.

Arriba en las cubiertas
los botes se están llenando,
con las mujeres, los niños
y los ancianos primero
después los van descolgando,
y uno a uno a golpe de remo,
con las entrañas abiertas,
del gigante se irá alejando.

Desde el barco, se insiste,
pidiendo socorro.
Cuando se capta el mensaje,
acude un buque cercano,
pero éste no puede
luchar con el tiempo,
y cuando llega ya es tarde.

Dolorosa es la espera
hasta que llegue la muerte,
de una gran parte del pasaje,
que impotente aguarda...
el momento de hundirse
dentro de aquella nave imponente.

El barco se inclina
y mira hacia el fondo,
entonces... calla la música,
ruedan las mesas...
,...caen las sillas,
aquel ancho piano,...
se mueve y se vuelca
haciéndose astillas.

Entonces se juega,...
esa última partida,
y la gente se arroja
desde las altas bordas,
en un intento desesperado,
una última misión suicida,
pero el mar está helado,
es imposible salvar la vida,
el que sobrevive a la caída
sin duda, morirá... congelado.

Encuéntrase al sur de Terranova,
un invisible punto,...
en medio del ancho mar,
un lugar señalado de este mundo,
porque... allí, debajo del agua,
a cientos ¡no! A miles de metros,
en lo más hondo,...
en lo más oscuro y profundo,
aún se yerguen altivas
las cuatro chimeneas del barco.
     
En su pabellón ondean banderas de algas,
se escucha la música en sus salones,
y en aquel sarcófago de hierro,
centurias de almas deambulan,...
sin distinción de clase ni linaje,
esperando, sin duda, impacientes,
que llegue el preciso momento,
en que el Titanic, concluya su viaje.

Querido vino (Poema)


















Querido vino


Desde que dejé de ser niño
querido y sabroso vino
siempre me entraron ganas
de dedicarte unos versos...
        
Más... por motivos diversos,
ayer que hoy, hoy que mañana
y siempre... se retrasaba ese día,
quizá, causado por mi desidia
o por faltarme alegría,
el día nunca llegaba.

Por fin hoy, se ha cumplido mi deseo,
y ahora, que a punto estás, de rebosar
el cuenco de mi copa cristalina
tú, generoso vino, me debes de perdonar...

Pues... para llegar al momento
en que habrías de cruzarte en mi camino,
con paciencia también yo,
he tenido que esperar...

Primero a que fueras pámpano,
y después fruto arrancado del sarmiento,
luego en cesto, hasta llegar al lagar...

ya dentro de tu barrica, ese proceso lento
de aclararte,... misteriosa es,
la labor de tu tanino.
Vuelco la copa en mi boca
para llevarte muy dentro
te escribo el último verso
y que se cumpla el destino.