Querido vino
Desde que dejé de ser niño
querido
y sabroso vino
siempre
me entraron ganas
de
dedicarte unos versos...
Más...
por motivos diversos,
ayer
que hoy, hoy que mañana
y
siempre... se retrasaba ese día,
quizá,
causado por mi desidia
o por
faltarme alegría,
el día
nunca llegaba.
Por fin
hoy, se ha cumplido mi deseo,
y ahora,
que a punto estás, de rebosar
el
cuenco de mi copa cristalina
tú,
generoso vino, me debes de perdonar...
Pues...
para llegar al momento
en que
habrías de cruzarte en mi camino,
con
paciencia también yo,
he tenido
que esperar...
Primero
a que fueras pámpano,
y
después fruto arrancado del sarmiento,
luego
en cesto, hasta llegar al lagar...
ya
dentro de tu barrica, ese proceso lento
de
aclararte,... misteriosa es,
la
labor de tu tanino.
Vuelco
la copa en mi boca
para
llevarte muy dentro
te
escribo el último verso
y que
se cumpla el destino.
Huy, parece que hasta lo saboreo y todo al leerte, querido Servilio. Compartiendo también este bello poema dedicado a tan exquisitos caldos. Más besos :-))
ResponderEliminarSi, jeje, este es un poema que suelo recitar de memoria, cuando nos reunimos los poetas en algún recital poético, cuando terminamos a la hora de comenzar el refrigerio... Muchísimas gracias Mayte, besos!!!
ResponderEliminarInspirador tema para muchos poetas. Desde Virgilio, el vate romano, hasta Servilio, este vate hermano. Je je, me salió la rima, amigo, me inspiraste con tus versos embriagadores y eso que no he bebido...Un abrazo.
EliminarGracias, amiga Balbina, buena rima, porque mi nombre también viene de Roma donde hubo muchos Servilios, entre ellos el cónsul Quinto Servilio Cepión jeje, lo cuál denota lo bajo que hemos caído los Servilios en los tiempos que corren...
ResponderEliminarUn fuerte abrazo, amiga!!!