COMIENZO
Llegué de lejos, cabalgando
sobre unos cirros despeinados
que adornaban la mañana,
vine del reino de las sombras
donde no había ni luz, ni aire,
ni lenguas, ni sonido alguno
que hiciera vibrar a mis oídos,
no había restos de vaho,
ni de vapor
que empañara los espejos,
ni flor alguna,
abrió allí nunca
sus pétalos al viento,
para desafiar la noche,
para hundir su aroma
penetrar
como una azagaya
en el tuétano del tiempo.
Cuando llegué
a este inhóspito planeta
me despertó
el ruido del mar,
de una mar azul,
brava, furiosa
como una loba,
con la boca llena de espuma
en su enconada lucha con la orilla,
con todas las orillas...
Una gaviota sobrevolaba el agua
y volé como un pájaro
al encuentro de sus ojos,
y yo que antes me creía adulto,
supe que en ese instante,
nací,
que al mirar aquellos ojos,
que al verme en sus pupilas
murieron todas las metáforas,
y comenzó la vida...
....a palpitar el tiempo.
Surpreendente poema!
ResponderEliminarMuchas gracias, Marina, feliz domingo, un abrazo, amiga!!!
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