Oda a mi esposa
Sobre
el azul del ponto
flamean
como dagas
y
navegan incansables
las
velas de tus ojos,
mientras
la comba
elipse
de la vida
se
desenvuelve,
lentamente,
como
un meandro
espacioso
y profundo
perdido
en la ancha
hipérbole
del tiempo.
Esposa
y compañera:
Juntos
caminamos
y
luchamos
hombro
a hombro
y
codo a codo
en
nuestro pacto
contra
el duro avatar
y
la cólera del tiempo
y
entramos a degüello
de
las noches y los días…
Y,
en sueños y metáforas
serás
reina de Ítaca
y,
no habrá ya,
más
lestrigones
ni
cíclopes terribles
ni
magas como Circe
ni
bellas diosas,
como
la hermosa Calipso,
que
crucen mi camino
y
mi retorno,
aunque
bien sabes
que
mi persona
y
mi fortuna
no
alcanzan a valer
la
cinta que, otrora
orlara,
el manto
que
cubrió los hombros
del
intrépido Odiseo.
Pese
a todo…
Sobre
el azul del ponto,
bajo
el curvado cielo,
eternamente,
mi
corazón palpitará
y
la proa de mi nave
rumbo
pondrá
incansable
y pertinaz
hasta
avistar
el
recio y fiero mascarón
que
adorna la ígnea
y
dulce proa de tu isla.
Hermosa oda que dedicas a tu amor, tu esposa.
ResponderEliminarFelicidades Servilio.
Feliz jueves.
Muchas gracias Carmen, si, jeje, creo que ella se lo merece más que nadie, por soportarme cada día durante tantos años... Un abrazo amiga!!!
ResponderEliminarHermosa isla esa donde nunca naufragarás, sin duda. Muy bello homenaje a tu mujer que comparto con gusto, Servilio. Muy feliz tarde, besos :-))
ResponderEliminarMuchas gracias, querida Mayte, jeje si, ella bien se lo merece, mira que cargar conmigo más de un treintena de años, se merece un monumento, es una gran mujer... ahora las parejas ya no duran tanto...
ResponderEliminarFeliz tarde, un abrazo amiga!!!
Impresionante!!!
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