INSOMNIO
En la
noche primaveral
llega de
los montes
un aire
con olor a escarcha
recuerdos
del invierno
de hace
nada,
la Luna
aparece como un faro
sobre las
montañas
alumbrando
todo el valle...
y las
sombras siniestras de los árboles
son como
fantasmas
que
pueblan la noche,
o
estalactitas que taladran la luz.
El, hace
tiempo que se marchó lejos,
muy
lejos,
pero ella
aún lo espera,
insomne,
tras los
visillos,
noche
tras noche...
ella aguarda,
(se ha
deshecho las trenzas
y se ha
cepillado el pelo)
Quizá no
vuelva,
quizá no
vuelva nunca,
tal vez
su corazón
habrá
perdido la memoria,
puede que
no recuerde ya
el tacto
de su cuerpo,
ni todo aquel
mundo de caricias
que
fabricaron al unísono,
entre la
suave música de un gramófono,
pero ella
sí,
ella si
siente aún,
y se
escalofría
y se
conmueve
con el
tacto de sus manos,
las manos
aquellas
que
esculpieron entre las sábanas
el amor y la ternura
sobre el
barro caliente de su cuerpo.
Y se
mantiene alerta
y cree
escuchar el ruido de sus pasos…
Mientras
pasan los años,
corre un
aire frío,
una vez
más,
tras los
visillos
ella se
desnuda,
se
deshace las trenzas
y se
cepilla otra vez el pelo,
su suave
y largo cabello
cubierto por
los copos de nieve
del
invierno que se acerca.
Un bello poema que refleja el paso del tiempo que acompaña la soledad del desamor. Los años pasan inexorablemente pero el rescoldo de aquel amor permanece en el corazón amante.
ResponderEliminarGracias, amigo José Luis, no sé si en la vida moderna se seguirán dando estos estos casos de desamor y soledad, que más bien son una estampa del pasado, pero yo creo que si, porque la soledad y el amor de una o de otra manera siempre acompañan al ser humano...
ResponderEliminarUn abrazo.