SOLO
Volví sobre mis pasos
desanduve el camino
y miré los charcos,
me detuve un momento
y tomando aliento,
consulté a mi reloj.
Contemplé las ramas,
y los brazos caídos,
de los árboles viejos
que el viento partió.
Solo.
Venía tan solo.
La calle mojada,
mi sombra en los muros
y un trozo de luna,
allá, tan fría y lejana
me daba la espalda.
Solo.
Seguí caminando
de vuelta a mi casa.
Solo.
Pasaron los perros por mí
y no me miraron...
ni el menor ladrido
de temor u ofensa,
partió aquel silencio
que encogía el alma,
de vuelta a mi casa.
Solo.
Crucé la cancela,
un crujido suave
llegó hasta mi oído
como una cadencia
de viejas palabras,
cariños y olvido,
de oxidado tiempo
de infancia lejana.
Solo.
Subí hasta mi casa.
Me fui hacia el espejo
donde solía mirarme
miré, miré,
y ya no había nada.
Solo.
Pasaron los años,
llegaron las canas,
un niño ya viejo
de doblada espalda,
volvió hasta su casa
buscando aquel niño
y el niño no estaba.
Que bonito, pero busca bien, que ese niño lo encuentras si quieres.
ResponderEliminarPrecioso Servilio.
Besossss!
Muchísimas gracias querida Carmen, dices bien, a ese niño aunque no lo busques él siempre aparece, lo llevamos puesto... Un gran abrazo amiga!!!
ResponderEliminarConmovedor. Me gusta ^_^
ResponderEliminarMuchas gracias, Luis Vicente, me alegro que te haya gustado. Feliz tarde. Saludos.
ResponderEliminarPrecioso poema, muy emotivo, sobre el paso del tiempo y nuestra búsqueda incesante de lo que fuimos, de lo que aún nos sentimos por dentro. Lo comparto también muy gustosa, querido Servilio, más besines :)
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