UN DÍA ESPECIAL
Hay
algunos días vulgares
que
pasan
sin
pena ni gloria,
son
días
de
los que no esperas nada,
uno
de tantos,
pura
monotonía…
Pero
ese día,
ya
al levantarte,
supiste
que
iba a ser grandioso,
porque
a la luz
de
un sol inocente
acabado
de nacer,
las
flores del jardín
se
reflejaron como un cuadro
sobre
las quietas aguas de estanque,
luego
vino ella,
escuchaste
su risa desde lejos,
y
tú corazón palpitó,
saltó
con fuerza
como
un pájaro
en
el cuenco de tu pecho…
Un
paseo entre los árboles,
la
caricia del sol de la mañana
que
se filtra entre las ramas,
la
calidez de su pequeña mano
entre
las tuyas,
el
timbre de su voz
que
repite tú nombre,
tus
pupilas
que
se funden con las suyas,
el
olor a hierba
donde
los cuerpos se desploman,
las
caricias
y
el aroma de un beso,
la
realidad
que
se yergue entre los cuerpos,
pero
todo es tan hermoso,
que
dudas y te dices:
sueño,
¡no
puede ser verdad tanta belleza!
Atardece
en las colinas…
oyes
ladrar los perros
a
las primeras estrellas
que
aparecen…
la
estrechas contra ti
y
sollozas…
ella
te pregunta: ¿por qué?
-Tonterías,
cosas mías…
muchos
días se repetirán,
pero,
sabes,
éste
que muere ahora,
amor…
este
día,
no
volverá jamás.
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