domingo, 29 de noviembre de 2020

Veinticinco de noviembre (Poema)


 













  

Veinticinco de noviembre

 


Hoy veinticinco de noviembre

es el día contra la violencia de género. 

¿Celebrar el día de qué?

41 mujeres asesinadas en lo que va de año

por tipos que un día dijeron amarlas.

Las amaban a su manera,

con ese amor compulsivo que se dice a la ligera,

pensando en uno mismo, en sus deseos.

En España,

la lista de muertos por covid es de 369.

369 vidas que se apagan.

 

Ha muerto el Pelusa de un paro cardiaco.

Decretan tres días de luto en Argentina.

El mundo está lleno de corazones rotos por el fútbol.

La dichosa pelota.

Lloran a Maradona en su país,

en Italia, en Sevilla y Barcelona.

Todos sentimos la muerte del rey del balón,

pero sobre todo la del tipo que solía meter la pata,

en eso nos identificamos más.

Es más fácil igualarnos desde abajo.

Mirarnos a la cara a ras de suelo.

 

Un día es casi nada, pero a veces se hace largo…

No se ve la luz al final de la calle,

Tanta gente en las UCI enchufada a los respiradores,

hoy están allí, mañana no se sabe.

Donald Trump se lamenta 

que le robaron las elecciones,

mientras va y viene del campo de golf con los pulgares hacia arriba,

él siempre resuelve todo a su manera.

Las malcriadeces presidenciales son bastante patéticas

peores que las del tonto de la calle,

o las de un mocoso cualquiera.

Su ridiculez insulta a todo el orbe.

La bazofia de sus twitch llenos de insultos y mentiras.

Dan ganas de morirse de asco.

Pero ¿Qué se podía esperar? 

sí más de un cuarto de millón de muertos 

no le producen  el menor sonrojo.

Tanta arrogancia no puede ser buena para el mundo.

De momento aguantamos la respiración mientras llegan las vacunas.




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domingo, 22 de noviembre de 2020

TENSIÓN (Poema)











 

TENSIÓN

 

 

Pensar en el mañana,

ese temblor,

ese nudo que nos paraliza,

que nos impide ver,

vivir serenamente

el hoy,

que tiembla como una gota de rocío,

como las temblorosas manos de un anciano

que un día fueron poderosas,

capaces de doblar el hierro,

de acariciar la piel,

de tapar el Sol por momentos,

o de darse las manos con la lluvia…

Ese temblor,

es la angustia de no saber,

de ver solo una mancha negra tendida hacia el futuro,

la oscuridad del ayer,

del hoy y del mañana.

La luz es un sueño en que el sueño es la luz.

El hoy tiembla como una gota de rocío.

El ahora, es la incertidumbre,

sin hoy no habrá sosiego, ni luz, ni mañana.


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lunes, 31 de agosto de 2020

EL COVID 19 SIGUE AHÍ (Poema)




















EL COVID 19 SIGUE AHÍ


La gente se acerca demasiado, 
no guarda las distancias.
Les gusta escupirnos las palabras,
disfrutan con ello.
Por mucho que se haya repetido 
hasta la saciedad, 
que "El covid 19 sigue ahí"
nadie hace el menor caso.
Vivimos días difíciles 
en una sociedad enferma 
de los pies a la cabeza. 
Hemos perdido el sentido común. 
Decimos tonterías.
Nos salen de las tripas. 
Somos intolerantes 
y voluntariosos como niños malcriados.
A este paso pasaremos hambre. Tengo la sensación
de que la convivencia empeora entre nosotros. 
Nadie se soporta. Casi no existe el perdón ni la piedad.
Lo peor de nosotros anda suelto. 
Pensábamos que lo peor era la pandemia,
pero no es así. Somos nosotros.
(Ecce homos)
Para el Covi 19, habrá vacuna,
para nosotros no hay remedio.
Todo puede pasar con esta manada de salvajes,
de seres irracionales, incapaces de mirarse a la cara. 
Cuántos muertos son necesarios 
para que se nos abran los ojos.
Para dejar que las hojas 
fluyan lentamente hacia la orilla.
Para unir nuestras manos 
y decir sí a la inteligencia.
Cuántos cadáveres más nos harán falta,
para pensar un poco. 
Cuántos muertos más nos harán falta 
para tocar fondo,
para darle un abrazo a la cordura.

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domingo, 23 de agosto de 2020

Covidiotas (Poema)

 



Covidiotas


El verano azulea el firmamento,

y lo difumina

hasta juntarlo con el mar.

Algunas olas resplandecen

como estrellas fugaces que

nacen y mueren sobre el agua.

El mar, este universo azul

de algas y de peces.

Un humilde arrastre de callaos

nos lleva hasta su eternidad,

allí dónde no somos capaces

siquiera de contar el tiempo,

donde las olas nos devuelven,

a nuestra mísera condición humana,

donde impera la soberbia,

y la mezquina mirada

que lo ve todo desde arriba.

 

El Covid 19 es, una sombra,

un bulto, que vaga libre por las calles.

Que no pierde el tiempo.

Que nos apuñala por la espalda.

Que nos ajusta bien las cuentas.

Brotes y rebrotes se suceden.

El terreno está minado.

Nadie aprende de un viejo que se muere.

Ni de una vida que se va,

en silencio hacia el ocaso.

En esta guerra

las bombas caen lejos.

 

La muerte no entra en sus planes.

Los covidiotas no llevan mascarilla.

Ni guardan las distancias.

No tienen ningún miedo,

ni vergüenza, ni respeto a nadie.

Se limitan a mirarse el ombligo.

Su propio yo les mira de frente,

desde vitrinas que solo reflejan sus sombras,

su cielo abovedado.

No existe nada más.

Lo que importa, es lo que les gusta.

Aquello que desean...

El mundo se hunde,

pero ellos seguirán como si nada.

Oirán de los enfermos.

Les hablarán de los muertos.

Pero ellos seguirán con lo suyo.

Pondrán todas las excusas.

Hablarán de Bill Gates.

De los famosos microchips.

De teorías insólitas y toda

una serie de mandangas

que dicen,

en pos de la insolidaridad,

que nos lleva directamente al exterminio.

Los covidiotas santifican la fiesta,

el botellón.

Su egoísmo es la pura

antítesis de la vida.

Del largo viaje que nos trajo a este lugar.

No existe nada más.

La muerte es lo que queda.

Eterna y desolada,

como un pájaro con las alas mojadas.

 

En la negra orilla, Caronte nos espera,

blande los remos de su barca.

No le miren a los ojos.

Sean previsores.

Que no les falte un óbolo para pagar el viaje.

El destino siempre se cumple.

No vayan a pasar por la eternidad,

errantes, por  falta de una puta moneda.


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martes, 30 de junio de 2020

Se acabó el estado de alarma (Poema)



Se acabó el estado de alarma



Se terminó el estado de alarma,
de nuevo recobramos la libertad de movernos,
de volar
como las andoriñas,
chapotear en "la nueva normalidad".
Pero hemos de saber
que el Covid 19 sigue ahí,
dispuesto a saltar como un felino
sobre la libertad de los idiotas,
presto a planear
sobre las creencias falsas,
de incrédulos y sabelotodo.
Apoyándose en las conspiraciones
creadas en pos de negar la realidad,
socio de los que ponen en jaque a la salud.
De los abridores de brechas en la seguridad,
como butrones en los muros…

No entiendo el ¿por qué?
Pero esto me hace viajar
lejos,
muy lejos en el tiempo,
oigo voces de remos
batiéndose en el agua,
sobre el negro crustáceo
el ambiente es brutal,
sacrificio,
violencia y dolor…

Entre los remeros,
veo a un sufrido galeote,
qué, cansado de vivir,
abre en secreto
un boquete en la sentina.
El suicida
se lleva todo por delante,
incluso a los que no querían morir.

Poco a poco, entra el agua,
va subiendo de nivel,
rápidamente
inunda las bodegas,
supera los mamparos,
el navío se hunde,
entre gritos,
la galera baja hasta el silencio.

Siglos después,
sobre el lodo,
nada identifica el hecho,
en el océano,
el aceite de las tinajas,
como las vidas,
se ha desvanecido para siempre.

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viernes, 19 de junio de 2020

No aprendimos nada (Poema)


No aprendimos nada



Cada paso que damos
nos reafirma las inseguridades,
el Covid 19
nos hace andar en la cuerda floja,
caemos,
bajamos
al abismo abisal de cangrejos sin ojos.

La pandemia nos devuelve al pasado,
no captamos el mensaje,
no somos más buenos,
ni aprendimos nada de nada…
Volvemos a la guerra.
Siempre volvemos a la guerra.
Ciegamente.
Arremetemos como el toro.
Tenemos dura la testuz.
Somos arcaicos.
Volvemos a despedazarnos por la idea.
Como si no tuviésemos suficientes calamidades,
como si no estuviera ya la mesa puesta
repleta de infortunio.
Nadie se acuerda de los muertos
si no es para construir su barricada.

De toda la pandemia lo peor es la ceguera.
La falta de testículos para bajar al barro;
para dar la mano al adversario,
para subir a la canoa,
somos cobardes,
nos faltan agallas para mirarnos a los ojos,
no queremos ver al otro ser humano,
preferimos las caricaturas,
los clichés prefabricados…

Amamos nuestras verdades bubónicas
que nos atan de por vida como un dogma,
que nos impiden crear nada nuevo,
tememos cuestionarnos nada,
no vaya a ser qué al mirar hacia atrás
como la mujer de Lot
quedemos petrificados en muñecos de sal.


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domingo, 7 de junio de 2020

Ahora (Poema)


























Ahora


Ahora, es todo tan raro, tan extraño.
Aunque la vida siempre tuvo los días contados.
Siempre estuvimos en peligro,
pues nunca volamos con seguridad,
porque nos mentíamos,
nuestras alas no eran fuertes,
ni vigorosas 
como las de un cóndor,
eran vistosas pero débiles,
brillantes
como el más puro celofán,
arrogantes
éramos,
incapaces de ver la realidad.

Hicimos mofa del destino
con nuestra falsa seguridad,
atamos sin piedad, 

las manos,
y sellamos las bocas de las parcas,
por eso mismo,
ahora, 

nos parece todo,
tan raro, tan extraño,
el Covid 19 nos dejó ciegos,
la pandemia nos afectó de veras,
nos abrió los ojos,
como el sol
cuando inunda plenamente nuestras alcobas,
vimos la realidad,
y a la vista quedaron la cobardía y el silencio,
también 
salieron a flote nuestras mentiras,
tan diáfanas y elocuentes
como la mar, como el cielo,
como un bando de palomas
o, como las verdes piedras,
las desnudas rocas,
que quedan al descubierto en la bajamar.



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viernes, 29 de mayo de 2020

¡No puedo respirar! (Poema)















¡No puedo respirar!



Que poco vale la vida de un hombre,
que poco vale,
si tiene la piel negra,
si negro es su destino,
¡la vida que poco vale!

¡No puedo respirar!
fue su grito de auxilio,
sus últimas palabras,
pero a su asesino le dio igual,
total: un negro, un negrata,
escoria de la calle,
y apretó aún más la rodilla en su cuello,
solo es un negro, es nadie,
escoria de la calle y nada más.

Las calles se incendian
han asesinado a un hombre,
ha muerto George Floyd,
que poco vale la vida de un hombre,
que poco vale,
si tiene la piel negra,
si negro es su destino,
¡la vida que poco vale!



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