HIROSHIMA
Como uno de tantos,
ese día,
cantaban alegres,
y saltaban picoteando
en las aceras los
gorriones,
los viejos paseaban
con sus viejas
dolencias de rodilla,
mientras sus mentes
recreaban el pasado,
aquel mundo feliz
de la infancia de sus
hijos,
ahora esparcidos como Perseidas
por las islas del
Pacífico.
El peso del Imperio
les caía
sobre sus espaldas
como un cielo de
plomo…
El soldado recién llegado
del frente de batalla,
paseaba al lado de su
novia.
Los niños
revoloteaban
como pájaros en torno
al carrito de las
golosinas,
la gente esperaba en
la parada
al autobús…
todo era pura
tranquilidad,
nadie esperaba el
gran estallido,
ni al cielo
derrumbarse
entre lágrimas de
fuego,
pero entonces…
vieron correr
y llorar
a madame butterfly
entre cenizas
radiactivas…
el viento era un puño
de fuego,
todos
se quedaron ciegos,
mientras que la
ciudad desaparecía
devorada por Satán…Copyright © Servilio Casanova Pestano| Todos los derechos reservados.
Horror!!! querido Servilio.
ResponderEliminarVivamos y disfrutemos el presente.
Un abrazo amigo.
Gracias, amiga, sí, aquello fue un verdadero horror... como se puede destruir todo en un instante. Tienes razón vivamos el presente, el lo único seguro...
ResponderEliminarUn abrazo.
Un poema contundente, querido Servilio, compuesto con el corazón en la mano, porque tus versos reflejan bien ese paso de la vida cotidiana al escenario dantesco en un abrir y cerrar de ojos. Muy acertada la metáfora del viento como puño de fuego. Comparto tus solidarias letras, mi querido Poeta.
ResponderEliminarMuchísimas gracias, querida Mayte, tus palabras me alientan, me alegro que te haya gustado, sí, precisamente, quería reflejar el paso ese de la normalidad al horror más absoluto y, tienes razón, amiga, en esto yo, o cualquiera que lo haga, siempre hay que poner la mente y sobre todo el corazón...
ResponderEliminarUn fuerte abrazo!!!!