HACIA TIERRAS SALVAJES
(Balada a Chris McCandless)
Era un chico que viajaba
con una mochila
a cuestas
pegada a su espalda,
unida a él
como un presagio,
como un lamento,
como un sino
colmado de ideales y de plumas,
de esperanzas sostenidas en el viento…
Para fundirse con la tierra,
abdicó de su nombre,
de su familia
y de su hogar,
haciéndose llamar
Alex Supertrams.
Un día, cogió la carretera
y se subió al viviente
y negro esqueleto del asfalto
surcado de oxidados engranajes,
al maldito río aquel
de gases y explosiones
y marchó hacia el Gran Norte,
hacia las tierras salvajes
del buey almizclero,
del oso y del caribú.
Viajó
hacia las tierras soñadas,
no le bastó su aventura en kayak
descendiendo El Colorado,
y se aventuró por Alaska,
no buscando la inútil quimera
del oro, fue…, no.
Iba escuchando de Jack London
por la tundra
las huellas de sus pisadas…
Unos dicen que murió de hambre.
otros dicen que
pereció envenenado…
Pero… ¿Quién lo dice? ¿Quién lo sabe?
Unos lo toman por un valiente,
y otros afirman, que era un pringado…
Un fanático, un colgado…
Un lobo solitario,
o, acaso, solo un aventurero,
el chico de la mochila…
¿Era solo un iluso, un visionario?
¿Un inadaptado?
Pero… ¿Quién lo dice? ¿Quién lo sabe?
Todos dicen y todos hablan…
y mientras,
en la
Senda de La
Estampida
la primavera estalla,
los montes
duermen…
el hielo inunda
la tierra se abre,
cantan los pájaros,
vuelan los tábanos…
Y las aguas del Teklanika
corriente abajo en dura lucha
se despedazan…
Mientras el autobús 142
en la soledad de la tundra
con su triste alma de chatarra
allí, inmóvil,
sobre el páramo
sereno,
mira el azul
del cielo y calla.
Unos dicen que murió de hambre,
otros dicen que
pereció envenenado…
Pero… ¿Quién lo dice? ¿Quién lo sabe?
Unos lo toman por un valiente,
y otros afirman, que era solo un pringado…
¿Era solo un iluso, un visionario?
¿Un inadaptado?
Pero… ¿Quién lo dice? ¿Quién lo sabe?
Amó a la naturaleza
como se ama a una amada
y ésta le respondió
devorando sus entrañas.
El cielo plomizo,
los verdes abetos,
el azul del páramo,
el vuelo de las moscas
y el zumbido de los tábanos,
los trinos acuciantes de los pájaros
o el grito de los barrancos
testigos mudos todos lo saben…
¿Era solo un iluso, un visionario?
¿Un inadaptado?
Pero…
¿Quién lo dice? ¿Quién lo sabe?
Jamás nadie dirá, ya…
lo qué sucedió,
por mucho que se diga
y por mucho que se hable,
nadie sabe
que causó la muerte
del soñador, del asceta,
del aventurero…
de aquel joven idealista y bueno,
que se fundió con la tierra,
el chico de la mochila,
llamado...,
Chris Mac Candless.
Copyright © Servilio Casanova Pestano| Todos los derechos reservados.
Copyright © Servilio Casanova Pestano| Todos los derechos reservados.
Precioso, me ha gustado mucho, Servilio. Qué bien escrito. Casi me imagino tu poema en una buena voz de reggae. Este personaje me impresionó muchísimo cuando vi la película de Sean Penn basada en el libro Into the Wild. Y tú lo reflejas a la perfección. La carretera, un personaje más en tu poema y con ello me llevaste a la novela (que no viene a cuento, pero me la recordaste) "La Carretera". Un abrazo.
ResponderEliminarMe alegro mucho que te haya gustado, Balbina, a mi me pasó lo que a ti, me impresionó muchísimo cuando leí el libro, la película no la he visto, siempre he tenido muchas ganas de verla, sobretodo interpretada por Sean Penn... Si, la carretera, como dices, es un personaje más, tanto en el libro como en el poema... es como el río del destino que lo conduce hasta el final...
EliminarGracias, amiga, un abrazo!!!
Precioso poema. Pensaba entrar a debatir sobre el personaje, pero, recapacitando al respecto, llego a la conclusión de que, ¿para qué? Él se llevó su secreto consigo a la tumba, y, como muy bien tú dices, " por mucho que se diga / y por mucho que se hable, / nadie sabe". Así que es cierto: sobran las palabras. Me quedo con el buen sabor de boca que me han dejado tus versos.
ResponderEliminarSaludos.
Alfredo, me alegro mucho que te haya gustado el poema, y me alegro también que coincidamos, que ya de nada sirve especular sobre su muerte, lo importante fue su testimonio de vida, que teniéndolo todo, él quiso volver a las entrañas de la madre naturaleza, esa madre naturaleza que el mundo entero maltrata y trata de aplanar...
EliminarGracias, un abrazo, amigo.
Creo habértelo leído en el otro blog, ¿no? Sea así o no, me ha gustado mucho, te ha quedado genial. Pude ver la película que se hizo sobre la historia de este chico hace unos años e imagino que sería la que te lo inspiró. Crudo drama en su final que nos deja una estela de misterio, como tu poema. Comparto hoy que pude entrar, que ya otros días lo tendré más crudo para leer. Besos y feliz domingo :-))
ResponderEliminarSi, tienes razón Mayte, este poema como muchos otros ya lo había publicado en el otro blog y, esta historia de Chris cuando la leí me impresionó bastante y con mejor o peor fortuna le dediqué este poema, no he visto la película, dicen que protagonizada por Sean Peen, que también dicen que es un fiel reflejo de esta inusual y desafortunada historia.
ResponderEliminarMil gracias, amiga mía, por leer y comentar, besos!!!
Excelente poema Servilio, en honor a esa película que empecé a verla y no termine de ver, tampoco leí el libro, pero ahora después de leer tu poema, tendré que plantearme leerlo.
ResponderEliminarEs un placer leerte siempre hagas lo que hagas.
Feliz semana Servilio.
Un gran abrazo.
Muchas gracias, querida Carmen, pues yo la película no la vi, me gustaría verla, pero leí el libro sobre la vida y la muerte del joven Chris Mac Candless, una historia realmente conmovedora y, como casi siempre, lo que me conmueve es lo que me inspira, escribí este poema, que es como una especie de relato con final trágico...
EliminarFeliz noche, amiga, besos!!!
Precioso!
ResponderEliminarGracias por compartilhar !
Loved it!
Gracias a ti, amiga, feliz tarde, un abrazo!!!
Eliminar