La felicidad soñada
¡Ay! ¡Los sueños felices que no volverán!
Porque una mañana turbia, caliginosa, llena de
ausencia,
o tal vez, en una tarde gris, fría y borrascosa,
murieron.
Sin acabar de crecer, corriste a soterrar tu inocencia.
La mataste torpemente, sin querer.
Como el niño con el índice
apretando gatillos en el aire,
matando lo que se ve, y lo que no se puede ver.
Se fue desinflando aquel enorme fole
repleto de sueños imposibles y utopías
caprichosas, levantadas en el aire.
Nada hay de oculto, nada hay que te aceche,
todo resultó menos arduo,… menos confuso. La placidez
dormita, acantonada. Que nadie la conturbe, ni la
aflija, ni la eche.
Copyright © Servilio Casanova Pestano| Todos los derechos reservados.
Muchos sueños se han quedado sin crecer...Muchos hemos liquidado en el camino, pero volverán otros... los sueños son inagotables solo tenemos que seguir soñando.
ResponderEliminarUn placer siempre leerte.
Feliz comienzo de semana.
Abrazo.
Muchos sueños se han quedado sin crecer...Muchos hemos liquidado en el camino, pero volverán otros... los sueños son inagotables solo tenemos que seguir soñando.
ResponderEliminarUn placer siempre leerte.
Feliz comienzo de semana.
Abrazo.
Gracias, amiga, tienes razón, el tema de los sueños que no son otra cosa que nuestras ilusiones, es inagotable, y esa es su principal virtud, seguir soñando...
ResponderEliminarFeliz semana, un abrazo Carmen.