A
JACK LONDON
¡El
silencio blanco
es
el todo y es la nada!
Aullando
a la Luna
sobre
las soledades
sempiternamente
frías
del
norte de la tierra,
como
un prefacio
permanente,
y
dantesco, de ojos
y
de colmillos brillantes,
desafiando
a la helada,
acompasadamente,
en
un corro perfecto…
Danza
la manada.
La
naturaleza desnuda,
fiera
y brutal, se refleja
espléndida
y veraz
en
los ojos de los lobos.
¡El
silencio blanco
es
el todo y es la nada!
la
noche permanece quieta
es
un lugar para el olvido
lleno
de pupilas,
de
hielo, de sigilo
permanente,
de
noches eternas,
y
de aullidos…
Es
el silencio blanco
un
lugar hermoso,
para
recordar en la vejez,
junto
al fuego,
un
sitio lleno de paz,
de
silencio atormentado,
de
inmutable noche,
de
auroras boreales
y
de aullidos.
No
ha lugar para el consuelo
sopló
el viento del norte
al
trineo lo cubrió la nieve
y
murió el último perro.
El
espectro de Jack London
revive
en la penumbra
se
centuplica y se dispersa,
y
tomando notas,
corre
y zigzaguea
por
la blanca tundra…
Se
apagó la última brasa.
el
hombre por fin
se
duerme,
antes,
ya, la muerte
le
sopló los parpados
y
le besó las manos.
Proyectando
su sombra
sobre
el claro suelo,
hacia
la lobera,
el
jefe camina cabizbajo
seguido
por los suyos.
Mientras
la noche,
calladamente,
se
recoge y se envuelve,
y
se cobija,… dentro
del
blanco silencio.