El indigente
Las manos, las uñas,
legañas y roña,
la mierda, y el pelo…
Cubierto de grasa.
Mi casa, la tengo
aquí, muy cerquita…
debajo de un banco
en la plaza.
Si me alejo, si quiera,
un momento,
nunca falta algún cabrón
para ocupar mi aposento
dejándome sin cartón.
Ésta gabardina, que ve usted,
para mí es un encanto
aunque no tenga botones,
porque se la mangué
a unos ladrones
un día de Jueves Santo.
Señor, Señor, una limosnita…
¡Señoor, una limosnaa!
Contente su conciencita
y pregúnteme Señor.
Satisfaga ahora su curiosidad,
Pues, con esa monedita
que en esta momento da,
tiene usted todo el derecho.
- ¿Cómo llegó ha esta situación?
- Pongo mi mano en el pecho,
y le hablo de corazón,
dicen que mi mamá, fue una joven,
que bebía como un sifón,
quizá, por eso me gusta tanto
el vinillo de cartón.
De mi padre, todo cuanto supe,
es que murió en un callejón
huyendo de un policía
cuya mujer le quitó…
Así, como puede ver,
mi mamá con aquel vicio,
y yo sin cariño y sin dinero
me crié en un vertedero
recogiendo el desperdicio
¡Salud y suerte Señor!
Las manos, las uñas,
legañas y roña.
Vuelva usted mañana…
Y vaya con Dios.
Copyright © Servilio Casanova Pestano| Todos los derechos reservados.
Copyright © Servilio Casanova Pestano| Todos los derechos reservados.
Un estupendo poema social que también comparto, querido Servilio. Más besos :-))
ResponderEliminarInfinitas gracias, amiga, este poema ya lo subí hace un par de meses y ahora lo volví a subir por error no me acordaba que ya lo tenía en el blog...
ResponderEliminarUn fuerte abrazo y feliz semana!!!