Los cuatro jinetes
Cuatro jinetes cabalgaban
al
socaire del dinero,
y los
caballos pisaban
la
pobre gente del pueblo.
Los pobres no les importan
solo
interesa el dinero,
la
negra senda que andaban
les
conducía al Infierno.
El ruido de los caballos
y el
sonido del dinero,
apaga
el rumor de voces
que
se levantan al Cielo.
Galopan
cuatro caballos,
cuatro
corceles negros...
Dieciséis
cascos de acero
pisotean
los sembrados
y
donde crecieron trigos
ahora,...
florecen cardos.
La perdiz y demás aves
que
anidaban en los campos,
son
ahora negros cuervos
que
están infectando el aire.
Enorme
curiosidad la mía,....
acercándome
a un jinete
por
ver que rostro tenía.
Me
dicen que era la muerte,
aquello
que yo veía,
pero
aquel rostro sin cara
que
en la capa se escondía,
sin
tener rostro de gente
miles
de rostros tenía.
Un pintor inteligente
de bucólicos paisajes
un
bosquecillo pintaba,
pero
a cada pincelada
el
lienzo se ennegrecía.
y
cada árbol pintado
en
tridente se volvía
y
horrorosamente a su lado
una
máscara salía.
En grandes nubes de humo
los
bosques se convertían,
y no
se quiso escuchar
lo
que las gentes decían,...
entre
el humo, el dolor
y el
hambre,
mientras
la tarde cae
¡cuatro
jinetes cabalgan!
Los
timples ya no se escuchan,
ya no
suenan las guitarras,
ni
una palabra sale
de
sus bocas desdentadas,
la
tierra queda tan sola,
tan
sola y abandonada,
mientras
la Luna sale,
grande,
redonda y plana
¡cuatro
jinetes cabalgan!.
Escribes bonito. Comparto estos bellos versos.
ResponderEliminarUn abrazo
Muchas gracias Marybel, tus palabras me reconfortan, amiga.
ResponderEliminarUn gran abrazo.
Un escrito apocaliptico intuyo y muy bien descrito. La muerte que consigue ocurecer hasta los campos y los pinceles se convierten en tridentes a su desbocado paso...
ResponderEliminarSi, no te equivocas, es una visión apocalíptica del mundo, el poema no es nuevo, lo debí de escribir allá por los años noventa, pero el mundo continua parecido... la guerra, el hambre, el cambio climático... en fin, que los jinetes no paran de cabalgar y nosotros cada día le ponemos cebada a los caballos. Jeje, esperemos que esto en el futuro se modere un poco, me temo lo peor...
ResponderEliminarGracias amiga, un fuerte abrazo!!!
Pues sí, son los 4 jinetes del Apocalípsis, y lo peor es que los tenemos aquí, no tenemos que esperar al día del Juicio Final, jeje. Gran poema de crítica social el tuyo, querido Servilio. Comparto con mucho gusto. Besos y feliz comienzo de semanita :-))
ResponderEliminarGracias, amiga Mayte, sí, los tenemos aquí y a veces sin darnos cuenta también nosotros cabalgamos junto a ellos... participamos en el desastre... Este poema debe de tener más de quince años que lo escribí, pero las cosas siguen parecidas... Igualmente, feliz inicio de semana y un gran abrazo!!!
ResponderEliminarApocalíptico. Muy hermoso.
ResponderEliminarMuchas gracias Gregoria, este es un viejo poema que escribí hace años pero en lugar de perder sentido, por desgracia, cada día cobra más actualidad, el mundo no mejora, la devastación se acelera cada día más... los ojos del dinero son terriblemente ciegos.... Un gran abrazo amiga!!!
EliminarEspetacular e atual poema .
ResponderEliminarMuchas gracias, Marina, feliz tarde, saludos!!!
Eliminar